Argentina está negociando un acuerdo con China por el cual pasaríamos de producir 6 - 7 millones de cerdos por año a 100 millones. La noticia, que es celebrada por el agronegocio y distintos sectores políticos, podría transformarse en un desastre de proporciones inimaginables para nosotres; similar a lo que fue la incorporación de soja trasngénica que convirtió el campo en un experimento a cielo abierto donde se arroja un 1400 % más de venenos que hace 25 años, al desplazamiento de los ecosistemas a fuerza de desforestación y a nuestra alimentación en la de la tierra de los malcomidos. Se trata de un proyecto que profundiza las condiciones de saqueo y precarización de la vida y la salud del modelo extractivista del monocultivo y la megaminería.
Las granjas industriales de animales representan un modelo agroindustrial cruel e insustentable que no solo genera focos de contaminación a escala local y regional sino que también reúnen condiciones para la aparición de nuevos virus altamente contagiosos y, por ende, en focos potenciales de nuevas pandemias.
Las grandes corporaciones, los poderes locales y globales ocultan las graves consecuencias que generan este tipo de mega emprendimientos en la salud y en el medioambiente, negando al mismo tiempo las alternativas que impulsamos desde las organizaciones sociales y organizaciones de tranajadores organizades, basadas en el paradigma agroecológico, la soberanía alimentaria y en la certeza de que es posible producir de otra manera.